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Nuevo proyecto: En un mes llamado Abril le dije que la amaba 

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Nuevo proyecto: En un mes llamado Abril le dije que la amaba 
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Título de la obra: En un mes llamado Abril le dije que la amaba.
Publicada el 28/02/2015. En colaboración con la plataforma editorial Mundo Palabras.


Lectura completa: En un mes llamado Abril le dije que la amaba.

Me tomó de la mano cuando cubrí su figura con mi paraguas y sin mediar palabra alguna oímos chapotear a las gotas de lluvia sobre la cálida tela roja que, siendo sujetada por los finos y alargados brazos de alambre cosidos a su tejido, evitaba que nuestras cabezas se mojaran. No podíamos decir lo mismo de las suelas de nuestros zapatos, que en cada adoquín irregular con el que nos topábamos lograban levantar el agua del suelo y a los bajos se quedaba pegada para mojar sin llegar a quererlo los pliegues de nuestras vestiduras, y tuve que recordarme, para no olvidarme de lo que en aquellos momentos me estaba sucediendo cuando mi reflejo y el suyo quedaron encontrados a la altura de los charcos formados al pie de un paso de peatones con el semáforo en rojo, que sólo se trataba de un encuentro entre amigos, una cita de dos compañeros a los que destino había unido más por nuestros gustos en común que por otro tipo de aficiones. Pero aun siendo consciente de la verdad de los hechos, agradecí a ese tiempo del mes del Abril, que coqueteaba a su antojo con las cuatro estaciones, que me regalase, aunque no lo hiciese de forma propia, esa lluvia que caía a raudales en ese mismo instante bajo un cielo encapotado a la misma hora en la que Silvia me había prometido enseñarme las tiendas de antigüedades de Madrid.

Yo sospechaba, pero no lo sabía, o al menos evité hacerme a la idea de que fuese verdad lo que en realidad pensaba, el estado en el que se encontraba Silvia, y aunque en ningún momento me lo dijo, supuse que tenía los pies calados y las medias mojadas, y aún así no le importó seguir caminando, cogida de mi brazo, a un ritmo pausado, contracorriente, evitando que la incesante marea humana que venía en nuestra contra la obligase a acelerar el ritmo de nuestras pisadas. Al estar sujeta a mí, vi cómo se tambaleaba al descender un desnivel del suelo que ella no llegó a ver, lo que le hizo tropezarse con sus propios pies. Le advertí del peligro demasiado tarde, y la animé a tener cuidado cuando era obvio de que debía de haberlo hecho mucho antes, pero mi falta de reflejos no evitó que ella sonriera; y con una simple y sencilla risa que se le escapó de los labios emitió una serena voz, dulce y cálida, que hizo arder mil veces las emociones que por ella yo albergaba dentro de mi corazón. Me aventuré sin yo quererlo, porque si lo hubiese pensando ni tan siquiera me hubiese atrevido a pedírselo, que pegara su cuerpo al mío para evitar que le volviera a suceder lo mismo, y de inmediato, al darme cuenta de lo que le había dicho, intenté encontrar una frase de disculpa, pero no pude hallarla, y en lugar de recoger un reproche Silvia me ofreció una respuesta que me dejó sin habla, pues en un abrir y cerrar de ojos noté su figura contra mi cuerpo, y su sensibilidad erizó mi piel, y sus curvas alimentaron un ardiente deseo que tuve que acallar ladeando mi tímida mirada y mis enrojecidas mejillas evitando pensar en la presión que ejercía su silueta en torno a mi cintura.

Ahora que la tenía tan pegada a mi cuerpo no había ni una diminuta ranura para que el aire pasase entre nosotros, y aunque íbamos abrigados hasta el cuello, sentí que el frío desaparecía para dejar tras de sí una cálida sensación de bienestar y de inseguridad que a mis pupilas hizo bailar en las cuencas de mis ojos. Ya no me atrevía a ladear la mirada sin delatar a mis emociones, y ella evitaba levantar los ojos del suelo, y desviaba su cara cuando ambos cruzábamos un charco juntos. Bajo una lluvia del mes de Abril, acurrucados en un emblemático edificio de Madrid, con el ruido incesante de las voces de los hombres y mujeres que nos rodeaban y no callaban, tuve la suerte de encontrarme cara a cara con el momento oportuno para susurrar al oído de mi Silvia que la amaba profundamente.


NOTA LEGAL: Akasha Valentine 2015 ©. La autora es propietaria de esta obra literaria y tiene todos los derechos reservados.

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Mi novela "Cartas a mi ciudad de Nashville" disponible en la web y en blog. Todos los derechos reservados © 2014-2021.


Jue Abr 21, 2016 3:42 pm
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Traducción al español por Huan Manwë para phpBB España