Título Original: Quiero todo de ti. © 2014
Autor: Akasha Valentine.
Género: Microrrelato/Narrativa/Erótico.
Idioma: Castellano.
Volumen: Único.
Ilustrador: Akasha Valentine - 2014.
Corrector: José Antonio.
Editor: Akasha Valentine.
Fecha de publicación: 13/02/2014.
QUIERO TODO DE TI POR AKASHA VALENTINE.
El aire que respiraban les llegó a resultar hasta molesto, pues doblegaba la voluntad de sus bocas, que sin palabras pedían hormigueando sus sentidos estar unidas antes de que el deseo descayera y la sensación de proximidad se volviera lejanía. Ella alzó la mirada y se topó de inmediato con el intenso color almendrado de sus ojos. Le resultaron fascinantes. Su femenina mano aún seguía sujeta a la suya, y así había permanecido unida a la de él desde hacía un buen rato, mucho antes de que tomaran la decisión de descender por la escalinata de caracol. Sus carnosos labios esbozaron en su boca una sonrisa y a ella ese gesto tan simple logró acelerarle el corazón. Sus dedos se enredaron, uniendo el latido de sus corazones; fue ahí cuando la distancia ya no fue un impedimento para sus labios, abrieron sus bocas y la abrasadora sensación de que dejaron los besos hizo el resto. Sus lenguas tocándose incitaron a los dedos y a las manos hacer lo propio con sus cuerpos, él descendió su rostro por su garganta y ella echó su cabeza hacia atrás, mientras que con sus manos atraía la cabeza de su amante contra sus senos cubiertos por la fina tela de un vestido de seda de color ceniza de corte triangular y con vuelo. Las caderas de él rítmicamente se pegaron a las de ella, eran conscientes de que las telas comenzaban a ser como una doble piel, así que le ayudó a bajar y rápidamente la llevó donde quiso hacerle el amor toda la noche. Sus vestiduras fueron cayendo a medida que sus pasos avanzaban en la dirección correcta. El sintió la humedad de su sexo cuando pasó las yemas de sus dedos por su entrepierna, y ella admiró su masculinidad al toparse cara a cara con su amplia cadera desnuda y erguida por el deseo.
Él la empujó suavemente contra la pared, donde el arco de columna le sirvió para apoyar los brazos de su amante. Besó sus senos y se alimentó del manjar de sus rosados pezones, y al descender por sus caderas su aroma afrutado le incitó a pasar su lengua intentando averiguar si sabría igual o mejor de como olía. Fue ahí cuando ella exclamó su nombre y cerró los ojos, y grito por él. Era tan seductora y ardiente que su verga creció un poco más. La tomó para él, alzándola en el aire con suavidad, invitándola a que le rodease con sus caderas, y cuando la penetró creyó morir, e incluso su mente se nubló durante un breve instante, no podía creerse que sus cuerpos encajasen a la perfección, y aun su calor, su aroma, eran mucho mejores de todo cuanto había soñado durante años. Con cada impulso su amada gritaba y le pedía que fuera más lejos, más deprisa, más veloz, hasta que sus bocas volvieron a encontrarse y sus orgasmos murieron donde los besos habían dado comienzo a todo.
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