Título Original: Susurros © 2014.
Autor: Akasha Valentine.
Género: Microrrelato/Narrativo/Terror
Idioma: Castellano.
Volumen: Único.
Ilustrador: Akasha Valentine - 2014.
Corrector: José Antonio.
Editor: Akasha Valentine.
Fecha de publicación: 14/03/2014.
SUSURROS POR AKASHA VALENTINE.
Recuerdo aquel viaje. No me faltan motivos para no hacerlo y me sobran razones para evitar recordarlo. No obstante, dado que es inevitable no pensar en él cuando me preguntan, diré lo que recuerdo de aquella noche en la que Michael y yo volvíamos a casa después de una larga jornada de trabajo. Él conducía, a pesar de que yo me ofrecí a hacerlo en su lugar, pues se le notaba que estaba cansando, demasiado fatigado para mantener los ojos abiertos durante un largo periodo tiempo; llevaba días sin poder descansar debido a que su mujer había dado a luz recientemente y su recién estrenada paternidad le estaba pasando factura. Desistí en la idea de convencerle de que debía dejarme conducir a mí, puesto que nunca me gustó hacerlo de noche, y menos aún con la densa niebla que había comenzado a descender de manera prematura en el bajo valle donde estaban nuestros respectivos domicilios. Habíamos entablado una tonta conversación que no nos llevaba a ninguna parte, y para evitar caer en la monotonía comenzamos a pelearnos por la emisora de radio, pues éramos incapaces de dar nuestro brazo a torcer para que la otra persona estuviera cómoda. Aquí empezó el primer error, pues ambos dejamos de mirar la carretera, y cuando quisimos darnos cuenta de que nos habíamos salido del carril chocamos contra algo o alguien, pues el golpe hizo que botáramos repetidas veces en nuestros asientos y el sonoro golpe nos logró quitar el aliento casi al instante. Michael detuvo el vehículo antes de que yo le dijera que lo hiciera, se apeó tan rápido de él que casi no tuve tiempo ni de ver qué había sucedido a través del espejo retrovisor. Cuando salí del coche no vi a nadie, ni tan siquiera sabía dónde estaba Michael, a pesar de que lo llamé y llamé tantas veces que llegué a perder la voz en los miles de intentos frustrados que tuve. Sin saber qué hacer exactamente hice lo que creí que debía, pues me pareció lo más apropiado y correcto. Tomé el vehículo y bajé apresuradamente al pueblo para pedir ayuda. Cuando llegué a la comisaría del Sheriff le explique la situación, todo cuanto me había sucedido y ocurrido, y él sonrió y me dijo que me fuera a casa, como si no hubiese pasado absolutamente nada. No podía dar crédito a lo que me estaba ocurriendo, así que fui casa por casa a pedir ayuda, pero los vecinos se negaron a abrirme su puertas e incluso a escucharme. Ahora todos me consideran una loca, y razón no les falta, pues cada vez que el pueblo queda engullido por la niebla, susurro el nombre de Michael a la espera de encontrarle con vida.
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