Fue el sonido de unos nudillos golpeando con violencia la puerta lo que le despertó. Movió la boca y los labios intentando aliviar la sequedad que le había producido la noche anterior la ingesta de alcohol. Con las yemas de los dedos comenzó a frotarse la frente y la sien intentando aliviar el fuerte dolor de cabeza que tenía. Con los ojos aún entreabiertos miró a su alrededor y descubrió que se encontraba en una habitación desconocida. Los incesantes golpes vinieron acompañados de voces de quienes afirmaban ser la policía metropolitana de Londres.
Marcus Colgran se extrañó tanto que creyó estar en un sueño, pero cuando se dio la vuelta en la cama para seguir durmiendo halló delante de su persona el cuerpo mutilado de una joven y entre gritos de terror saltó del lecho ensangrentado para descubrir una escena aún mucho más terrorífica. La muerte se había dado aquella noche un auténtico festín.
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