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El microrrelato del día. La noche de la quema de libros.
El microrrelato del día. La noche de la quema de libros.
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Akasha_Valentine
Regidor Vampírico
Registrado: Mié Mar 21, 2007 12:17 pm
Mensajes: 4640
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  Título Original: La noche de la quema de libros © 2014
Autor: Akasha Valentine.
Género: Microrrelato/Narrativa/Histórica.
Idioma: Castellano.
Volumen: Único.
Ilustrador: Akasha Valentine - 2014.
Corrector: José Antonio.
Editor: Akasha Valentine.
Fecha de publicación: 15/02/2014.
LA NOCHE DE LA QUEMA DE LIBROS POR AKASHA VALENTINE.
Golpeando la puerta sin cesar el anciano escritor dejó reposar la taza de té caliente cerca del manuscrito aún inacabado en su mesa del escritorio. No se apresuró en dar grandes zancadas, ni en alzar la voz para afirmar que se encontraba en el interior de la vivienda y así indicarle a su inesperado visitante que iba de camino hacia la entrada. Así era él, no decía ni hacía nada que no tuviera relevancia. Tampoco se molestó en mirar por la mirilla, así que cuando descorrió el candado y abrió la puerta tampoco le sorprendió demasiado encontrarse cara a cara con un general nazi llamado Dagobert Auhelinger.
Ambos hombres se miraron fijamente a los ojos y el anfitrión de la casa invitó al general a entrar en su interior.
- Llega más temprano que de costumbre, general.
El otro hombre se quitó el sombrero y apremió sus palabras.
- Tiene que irse. - Hubo una pausa. - He movido algunos hilos y su vida no correrá peligro, pero si que se queda una noche más en Alemania dudo mucho que pueda seguir velando por su seguridad. - Las últimas palabras parecieron ahogarse en su boca como si no fuese capaz de pronunciarlas.
Su viejo maestro de escuela y celebré escritor liberal de renombre mundial volvió sobre su mesa como si las palabras de su viejo alumno no hubieran causado mella en él.
- ¿Le apetece un té?
El general palideció de golpe.
- ¿Acaso no ha oído lo que le he dicho? Vienen a por usted, quieren acabar con su vida de una vez por todas.
El profesor se tomó un sorbo de su taza de té y miró al joven, después volvió su mirada sobre la mesa y se lamentó de no haber tenido más tiempo para acabar las líneas de su último libro que se había propuesto para ese día.
- Está bien. Iré donde me digas, pero bien sabes que no me agrada la idea de huir.
El hombre soltó un suspiro de alivio.
- Pero antes de hacer lo que me pides quiero que extiendas tu mano. - Añadió su maestro. - Toma, es para ti. - Y le tendió una pequeña llave con una etiqueta en la que se podía leer la palabra biblioteca.
El general la miró con detalle y entre la fascinación y el asombro se quedó sin palabras.
- Pero esto... - Se quedó casi de inmediato sin palabras. - No puedo aceptarlo, es su vida, son sus obras. Usted me ha enseñado tanto, me ha ayudado tanto y me ha hecho darme cuenta de cuan equivocado estaba al respecto...
Su maestro le cerró los dedos y le apretó con fuerza la mano.
- Heinrich Heine dijo una vez: "Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres". - De nuevo hubo una pausa.- Ten cuidado. Esta noche serás testigo de una de las mayores atrocidades cometidas por el nombre, y será recordada con enorme pensar por hombres como yo, así que lo único que puedo pedirte es que cuides de mi viejos amigos por mí, ya que yo me veo obligado a exiliarme por la fuerza.
El general asintió con la cabeza.
- Así lo haré, señor. Así lo haré... Y ahora dese prisa, un vehículo le espera. Le llevará a la tierra de la libertad, donde espero poder reunirme con usted algún día.
Su maestro le volvió a apretar la mano y se despidió de él para siempre, con el corazón herido por no haber estado acompañándole durante toda su vida para guiarle por el buen camino.
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| Vie Jul 18, 2014 1:17 am |
 
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