Título Original: La habitación abandonada número 105. Ala Oeste © 2014.
Autor: Akasha Valentine.
Género: Microrrelato/Narrativa/Misterio.
Idioma: Castellano.
Volumen: Único.
Ilustrador: Akasha Valentine - 2014.
Corrector: José Antonio.
Editor: Akasha Valentine.
Fecha de publicación: 18/02/2014.
LA HABITACIÓN ABANDONADA 105. ALA OESTE POR AKASHA VALENTINE.
Golpeó con suavidad el expediente XS09-45; G. Wolman era su último paciente. Exhaló el aire que tenía en los pulmones y reclinó su cuerpo contra el respaldo. Miró su reloj de muñeca y se dio cuenta de que sólo le quedaban dos horas libres antes de que comenzara su nuevo turno. Se levantó del asiento olvidándose por completo de que el café que tenía apoyado sobre la mesa de su despacho aún estaba caliente y no había probado ni un solo sorbo. Rebuscó en el primer cajón de su mesa unas antiguas llaves que le habían enviado semanas antes a su domicilio particular, sin remitente, con una única nota en su interior en la que se podía leer el siguiente mensaje:
“Habitación abandonada número 105. Ala Oeste”.
Y al final de la nota, con una letra pésima y mal escrita, el nombre del hospital. Un hecho que le llamó significativamente la atención, pues era el mismo centro hospitalario para que ella trabajaba en la actualidad.
Al principio pensó que podría tratarse de una especie de novatada por parte del equipo médico, pero tras varios días de investigación y averiguaciones descubrió que nadie le había hecho llegar ninguna carta, un gesto que pareció molestarla y la sacó de sus casillas. Dos días más tarde, uno de los médicos más veteranos que estaba a punto de jubilarse y había oído su conversación con otro miembro del equipo le informó de que efectivamente existía un ala oeste detrás del nuevo centro hospitalario donde trabajaban en la actualidad, pero llevaba demasiados años abandonado como para poder entrar en él sin riesgo de hacerse daño. Le mencionó muy por encima que aquella zona había sido en torno a los años 30 un pabellón donde se trataba a los tuberculosos, pero que desconocía por completo el número de habitaciones que había en él o por qué le habían hecho llegar una llave tan antigua y sin remitente a su domicilio.
Animada por el nuevo descubrimiento, meditó durante unos días más la idea de visitar el ala oeste, pero siempre la falta de tiempo se interponía entre sus planes. Finalmente había encontrado unas horas libres, y si no se daba prisa tal vez esta nueva oportunidad se le escapase de las manos, así que salió corriendo de su despacho y se dejó llevar por la emoción de descubrir qué o quién se escondía detrás de aquella misteriosa carta.
Saludó a varios compañeros y al personal de limpieza en los pasillos por los que se iban encontrando. En la recepción dijo que se ausentaría unos minutos nada más, pues iba a vivir una pequeña aventura, y quizás pudiese contarles algo nuevo a su regreso. Le guiñó un ojo al guardia de seguridad, con quien había entablado una buena amistad desde su llegada y se despidió de él con suave gesto de mano. Éste le respondió con el mismo gesto añadiendo unas palabras al final de que tuviese cuidado. La doctora Levinson desapareció aquella tarde de Abril sin dejar ni rastro. Fue como si la tierra se la hubiese tragado para siempre y nunca más se volvió a saber nada de ella.
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