Título Original: La nueva empleada © 2014.
Autor: Akasha Valentine.
Género: Microrrelato/Narrativa/Misterio/ Novela Negra
Idioma: Castellano.
Volumen: Único.
Ilustrador: Akasha Valentine - 2014.
Corrector: José Antonio.
Editor: Akasha Valentine.
Fecha de publicación: 07/03/2014.
LA NUEVA EMPLEADA POR AKASHA VALENTINE.
El olor a pan recién horneado endulzó ligeramente el aroma de la tienda. Los dulces glaseados expuestos detrás de las vitrinas atraían la atención de unos pocos clientes. La bandeja que ocupaban los postres salados iba casi por la mitad, y el incesante sonido de las tenacillas de plástico utilizado por una de las empleadas no fue suficientemente fuerte como para obligarle a prestar atención a otro asunto que no fueran las piernas de la nueva dependienta.
La falda uniformada no era ni demasiado larga ni corta. Dejaba entrever la suficiente parte de piel como para que una mente imaginativa como la suya cediese a los encantos de la fantasía. Sus iris se encapricharon de la forma en la que contoneaba sus caderas, y su largo cabello castaño caía por ambos lados del pañuelo anudado sobre su cabeza. Se apresuró en hacer las compras necesarias para llegar a la línea de caja en el mismo instante en el que ella se había colocado detrás del mostrador.
La camisa de su uniforme se ceñía a su cuerpo marcando sus curvas, y aunque el escote quedaba oculto tras una hilera de botones prietos y un delantal, su desnudo cuello dejaba ver una triangulación en las líneas de los huesos de su clavícula que le incitó a seguir.
La nueva empleada le habló con una voz suave y educada. Incluso la formalidad de sus palabras le sedujo. Sus ojos se posaron sobre el nombre que grabado en la placa descansaba sobre su lado izquierdo del pecho, ahora ya sabía algo más de ella. Sólo le quedaba averiguar un par de datos más, como a qué hora salía y dónde vivía. En qué momento sería más oportuno abordarla para hacerla suya y después estrangularla. No veía llegar el día y la hora en la que sus manos se volvieran a tocar como lo habían hecho cuando ella le devolvió el cambio. Sí, pensó, sólo es cuestión de tener un poco de paciencia, eso y nada más.
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